En 1954, Audrey Hepburn, Humprey Bogart y William Holden protagonizaron una comedia romántica llamada Sabrina.
Fue un éxito y obtuvo hasta seis nominaciones a los Oscars, pero finalmente solo consiguió el premio al mejor vestuario (Edith Head). Y la verdad, es que no me extraña nada de nada. A lo largo de toda la película, Audrey viste una colección de conjuntos, con el toque especial que solo “la Hepburn” le puede dar, que muestran la evolución del personaje.
Aunque en un principio el trabajo se encargó a Balenciaga, este rechazó la oferta por tener una agenda demasiado apretada. Finalmente, el vestido más espectacular de la película (y motivo principal de este post) fue diseñado por Hubert de Givenchy.
Este increíble vestido no se entendía en la película como un vestido de novia, aunque si que ha servido como inspiración para muchos diseñadores.
En color blanco, palabra de honor redondeado y entallado en la cintura, tanto cuerpo como falda llevan bordados florales en color negro. La falda con vuelo, cola y volumen resulta espectacular. En la película se combina con unos guantes largos blancos.
Cualquier novia puede encontrar su vestido de novia ideal con un toque de negro. Eso sí, antes hay que olvidar las supersticiones … se dice que el color negro da mala suerte a las novias.
Muchos diseñadores han dejado esta superstición o costumbre a un lado, y podemos ver en sus colecciones vestidos con una lazada o cintura en negro, o bordados negros como el vestido de Audrey en Sabrina.
Alfred Angelo se inspiró en esta película para crear uno de sus vestidos.
Rosa Clará también ha optado por bordados en negro.
Por último, Vera Wang (una de mis preferidas) va más allá de un toque en oscuro y propone vestidos como estos.
¿Nos atrevemos a romper con la superstición? ¿O nos quedamos con el blanco?